Cine Occidental: Tres Pequeños Ninja

Posted: lunes, febrero 11, 2013 by Demóstenes in Etiquetas:
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Corrían los principios de los años 90 cuando, gracias al éxito durante los 80 de las producciones chinas, Estados Unidos decidió tratar de hacer cine de artes marciales. Probablemente Steven Seagal y Jean Claude Van-Damme fueron los abanderados de la época, consiguiendo hacer algunas pocas producciones que valieron la pena y pudieron satisfacer a los aficionados. Pero además de las producciones que trataban de tomarse en serio como las mencionadas, existieron otro conjunto de películas hechas sobre todo con la idea de arrasar en los videoclubs. Un cine de artes marciales para niños y jóvenes que soñaban con dar patadas. A este conjunto pertenece la desigual comedia infantil ”Tres Pequeños Ninjas”, una película profundamente noventera en cada uno de sus minutos producida por Touchstone Pictures (filial de Disney). El concepto de la película, tal y como reza el póster, es una fusión del concepto de ”Sólo en Casa” y ”Las tortugas Ninja”, ahí queda eso. Tuvo un buen éxito comercial, de aquí salieron una serie de películas, creo que hasta tres secuelas aunque no las recuerdo, e incluso algún videojuego para la NES o la superNES.

Tres niños estadounidenses llevan desde pequeños siendo entrenados en el noble arte del ninjutsu por su abuelo, quien de lo único que se arrepiente es de haber entrenado a Snyder, el villano de la película, que se dedica al tráfico de de armas pesadas. El padre de los chicos resulta ser casualmente el agente del FBI encargado de tratar de atrapar al villano, y es por eso mismo que Snyder trata de dar muerte a los chicos para conseguir dejar de ser perseguido enviando a unos cutres esbirros tirando a yonkis que tratan de invadir su casa al más puro estilo ”Sólo en casa".

Como ya he dicho, se trata de un filme muy desigual. Al ser una comedia infantil, tiene momentos que resultan de vergüenza ajena, tratando de hacer peleas divertidas pero que resultan ridículas, sobre todo teniendo en cuenta que los chicos son verdaderamente habilidosos. Es todo un conjunto de clichés que en ocasiones satisface pero que en otras sinceramente se lo podrían haber ahorrado. Es todo un poco al estilo Disney, como ocurre cuando vemos películas de imágenes reales de la factoría de sueños o las series de hoy en día. Aún así, es una película que cuando era niño recuerdo que me gustaba mucho.

Las peleas están bastante bien. La calidad de peleas no es mala, si no fuera porque el coreógrafo trató de hacer peleas supuestamente divertidas que resultan totalmente impropias de niños profundamente entrenados en las artes marciales durante cada verano de sus vidas con su abuelo japonés, y lo peor es que en alguna de las peleas demuestran que los niños valen y están desaprovechados.


¿A quién recomiendo la película? A quienes la hayan visto de pequeños, sobre todo, y ahora acaben de recordar que se habían olvidado de que la habían visto. También la recomendaría a niños de hoy en día, aunque quizá sería un poco pueril para su gusto.

Cine Oriental: Ip Man

Posted: lunes, febrero 04, 2013 by Demóstenes in Etiquetas: , , ,
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Ip Man (a.k.a. Yip Man),  fue un conocido artista marcial chino, todo un héroe nacional, que hoy en día es tristemente más reconocido por haber sido el primer maestro de Bruce Lee que por sus gestas como persona. Afortunadamente esta película trata de solventar esta situación presentándonos a uno de los grandes héroes modernos de las artes marciales

Ip Man vive en una de las ciudades chinas donde más se viven las artes marciales, y es reconocido por la mayoría como uno de los mejores, sino el mejor según algunos, pero aún así se niega a tomar alumnos porque considera su técnica demasiado dura y dañina para un mundo en el que cree que ya no hace falta. Pero tras la invasión japonesa la situación cambia, lo pierde todo y se ve obligado a malvivir trabajando como jornalero, situación de la que sólo con sus artes marciales es capaz de sobrevivir y de dar ejemplo a toda una nación necesitada como nunca lo estuvo de héroes.

Esta película supuso hace unos años toda una revolución en el cine de artes marciales (de hecho debo reconocer que estaba seguro de haber hecho ya una reseña del film). Ha conseguido catapultar a la fama a Donnie Yen, el actor protagonista, que tiene esa mezcla de increíble habilidad tanto para pelear como para actuar. Curiosamente, en otros filmes del actor no se pudo apreciar que tuviera gran calidad artística, pero está claro que a veces los actores necesitan que les den una oportunidad.

Nos encontramos aquí ante el enésimo film biográfico sobre un héroe chino, de nuevo ambientado en la época de la ocupación japonesa, y no se puede negar que es toda una gran película. Tanto la historia como la actuación son soberbias, incluso el malvado japonés de turno no resulta del todo ridículo como podría haber sido. Además, de esta película salieron algunas secuelas, de las que al menos la segunda parte vale la pena ver (haré una reseña pronto en cuanto la revise), y de las que la precuela es mejor evitar.

Probablemente uno de los puntos que consiguieron sorprender en este film a los espectadores fue su estilo de peleas. Ip Man era especialista en el estilo Wing-Tsun, que antiguamente era considerado en China como un estilo femenino ya que las posiciones son mucho más relajadas y los movimientos más directos. La gracia de este estilo de kung-fu es que los movimientos son cortos, rápidos y precisos. Un amigo que tomó algunas clases me aseguró que es un estilo bastante mortífero en que te enseñan a pegar en los lugares más sensibles de nuestro cuerpo. Pero precisamente como es un estilo tan poco conocido en el cine de artes marciales en comparación con otros, las peleas resultan muy visuales y frenéticas, sin necesidad alguna de hacer rápidos movimientos de cámara como suele ocurrir en las producciones de Hollywood para conseguirlo.


Resumiento, Ip Man es una película imperdible para todo aquel aficionado al cine oriental y al cine de artes marciales en particular. Yo desde que la vi hace dos o tres años la habré visto cuatro o cinco veces y no me canso, es una de mis favoritas.